La economía sostenible es fundamental por varias razones. En primer lugar, durante siglos, la humanidad ha dependido de la extracción de recursos de países colonizados para el desarrollo de los colonizadores, lo que ha generado desigualdad y daño ambiental. Este enfoque no es viable a largo plazo, ya que agota los recursos naturales y perjudica la calidad del suelo y del agua.
Es crucial cambiar esta mentalidad hacia un modelo más sostenible. Muchas empresas están comenzando a darse cuenta de que el saqueo de la tierra es insostenible y perjudicial para las generaciones futuras. La sostenibilidad está arraigada en la población ecuatoriana, pero aún enfrentamos resistencia de aquellos que mantienen viejas prácticas de extracción y monocultivo, lo que influye en las políticas económicas del país.
Es responsabilidad del gobierno priorizar la sostenibilidad económica para combatir la desigualdad y preservar nuestro entorno para las generaciones venideras. Mediante incentivos democráticos, podemos fomentar a las empresas que implementan prácticas sostenibles y gravar con impuestos adicionales a aquellas que continúan operando de manera perjudicial a largo plazo.
Es crucial también difundir nuestros esfuerzos en sostenibilidad a nivel mundial para atraer empresas que compartan nuestros valores y promover productos ecuatorianos sostenibles. De esta manera, podemos trabajar hacia un futuro más equitativo y respetuoso con el medio ambiente.